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Estudio demuestra que: Los niños pequeños expuestos a la religión tienen dificultades para diferenciar entre realidad y ficción

Los niños pequeños que están expuestos a la religión tienen dificultades para diferenciar entre la realidad y la ficción, según un nuevo estudio publicado en la edición de julio de “Cognitive Science”.

Los investigadores presentaron a niños de 5 – y 6 años – de edad de las escuelas públicas y parroquiales con tres diferentes tipos de historias – religiosas, fantásticas y realistas – en un esfuerzo para medir qué tan bien podían identificar narrativas con elementos imposibles y ficticios.

El estudio encontró que, de los 66 participantes, los niños que iban a la iglesia o se inscribieron en una escuela parroquial fueron significativamente menos capaces que los niños seculares para identificar elementos sobrenaturales, como animales que hablan, como ficticios.

Al relacionar los aparentemente imposibles eventos religiosos realizados a través de la intervención divina (por ejemplo, Jesús transformando el agua en vino) con los relatos de ficción, los niños religiosos confiarían más decididamente en la religión para justificar sus falsas categorizaciones.

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«En ambos estudios, [los niños expuestos a la religión] eran menos propensos a considerar a los personajes de las historias fantásticas como falsos, y en línea con esta ambigüedad, ellos lo relacionaron más con la realidad y recurrieron menos a la imposibilidad que los hijos de seculares«, concluyó el estudio.

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Refutando anteriores hipótesis que afirman que los niños «nacen creyentes«, los autores sugieren que «la enseñanza religiosa, especialmente la exposición a historias de milagros, lleva a los niños a una receptividad más genérica hacia lo imposible, es decir, una mayor posibilidad de aceptar que lo imposible puede suceder como una causa común y ordinaria”

Según  datos de Gallup 2013-2014, aproximadamente el 83 por ciento de los estadounidenses informan sobre una afiliación religiosa, y un grupo aún mayor – 86 por ciento – creen en Dios.

Más de un cuarto de los estadounidenses, el 28 por ciento, también cree que la Biblia es la palabra real de Dios y debe ser tomada literalmente, mientras que otro 47 por ciento dice que la Biblia es la palabra inspirada de Dios.

Fuente del artículo: Huffinton Post 

El Estudio:

He aquí el desglose de los niños (imagen prestado sin permiso del estudio y se mantiene los derechos de autor de la editorial y los autores):

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En esta imagen, podemos ver que tanto a los niños religiosos como a los no religiosos les fue más o menos igual de bien en la correcta identificación de las historias realistas. Sin embargo, los niños que asisten a escuelas públicas laicas identificaban mejor las historias con tonos religiosos como no reales y tenían, como poco, un 50% más de probabilidades que los niños religiosos para identificar las historias de fantasía como no reales. Los niños religiosos eran menos capaces de distinguir la realidad de la fantasía.

Los niños que fueron expuestos a historias que contenían eventos fantásticos e imposibles dijeron que estos eran causados por arte de magia en el estudio 1 y no dejaron explicación en el estudio 2.

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Para subrayar la significación estadística de este estudio, aquí están los resultados.

Tenga en cuenta que en las categorías de «no hay magia» se incluyen eventos sobrenaturales, como la separación del mar o la separación de una montaña. El «Magico» o «No hay magia» es meramente una distinción entre historias donde a los niños se les dijo que era un evento mágico y las historias donde a los niños no se les dijo que era un evento mágico.

Los resultados de estos estudios sugieren que la exposición a la religión tiene un poderoso impacto en la capacidad de los niños para distinguir entre la realidad y la ficción, y puede explicar por qué las teorías de conspiración increíbles y otras creencias casi delirantes parecen realizarse con mayor frecuencia en sociedades profundamente religiosas.

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Los cerebros adolescentes son más maleables y vulnerables.

Los niños con las creencias religiosas más fuertes son los que tienen más probabilidades de sufrir trastornos emocionales.

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